El poeta
es un ser rarísimo,
es un animal bailando
en una fauna de luces,
en una estrella de índices,
y a veces es fuego del ártico,
y se va nadando en el celeste cielo
celestial, cuasi anormal sujeto, se diluye
en cordura tupida con semáforos endiablados.
No deja pasar un letra que no ausculte en la selva
del ombligo de algún tragedia cándida de un polvo
de la vía láctea, de los caminos que no van a ningún lado,
pero inventa cosas tan inverosímiles y camina en el cielo,
bebe agua por los ojos, tiene tacto y toca el alma con toda locura.
habla con el viento, es médico de algunos, medicina educacional,
a veces perversa, a veces dolida, a veces amada, a veces jodida.
pero no se salva nunca de su esquema mental, cambia constantemente,
pero no de camisa y de colores y de olores.
es una hormiga, que no sigue la ruta propuesta,
es una avispa que pica las pieles más tersas
se vuelve cantante a veces con todas las mujeres,
no discrimina, no puede, está atado a sus sombras,
le canta a los hombres, a cualquiera que odie o ame.
y a lo que se mueve y no se mueve.
le canta a los dioses y lo escuchan con sus manos
hacedoras de todo y de nada, a las diosas bellas, a todas
las complace furiosamente tierno.
La ciencia y la vesania, son sus ciudades, sus pueblos, sus virtudes,
es el alquimista de la verdad que se imagina, la sabia mentira
que transubstancia en verdad verdadera, imaginaria cierta.
es un sabio inútil, pero sirve para alguna cosa sagrada,
del cuerpo del alma, el alma de otros cuerpos persuade,
al menos para no suicidarse en la angustia de la pobreza espiritual,
que huele por los poros en la mundana y placentera apariencia de los gestos.
el poeta se salva cuando vive, es delicado, tosco, sincero, brutal.
Santo depravado, ebrio de todo y harto de todos.
Y cuando muere vive y muere
el poeta sabe y no sabe nada
pero algo sabe, para salvarse el mismo
de él.
José Ángel Pineda Creatividad poética
es el alquimista de la verdad que se imagina, la sabia mentira
que transubstancia en verdad verdadera, imaginaria cierta.
es un sabio inútil, pero sirve para alguna cosa sagrada,
del cuerpo del alma, el alma de otros cuerpos persuade,
al menos para no suicidarse en la angustia de la pobreza espiritual,
que huele por los poros en la mundana y placentera apariencia de los gestos.
el poeta se salva cuando vive, es delicado, tosco, sincero, brutal.
Santo depravado, ebrio de todo y harto de todos.
Y cuando muere vive y muere
el poeta sabe y no sabe nada
pero algo sabe, para salvarse el mismo
de él.
José Ángel Pineda Creatividad poética