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Remolinos del alma




Remolinos danzando
al son de una guitarra,
el tiempo no se descuida
en las aguas que se agitan,
en giros del vasto espacio
que tiembla, y estremece
la ternura luminosa, que abriga
las mentes en calma.
Las aguas…
en sus ciclos perdurables,
los ríos, las crecientes,
el mar se eleva y desciende
por el cauce de sonidos,
de gozo espontáneo, y un soplo
derrama los plácidos céfiros,
y enjuagan las rocas de mi alma.


©José Ángel Pineda ©Creatividad poética


 






Soy como un suave viento imperceptible,
que llega sin llegar a la dulzura
que tienta de esas aguas, ese inmenso manantial



en donde no hay silencios, ni murmullos…
solo vibrantes huellas, que, al dejarlas,
nos dejan más perdidos que encontrados.



Al menos una metáfora quisiera dedicar,
una imagen sonora con señales de humo,
sin voces, con ruidos de muy baja frecuencia,
un escrito cursi como el amor,
dijo el poeta…





Algo escrito en parábolas, como rayos de luz
que absorben las hendijas y grietas, y los libros.
un escrito hiperbólico asimétrico,
un escrito cualquiera…




Chance de entrar en un cuerpo
con un alma penetrada de ternura,
con unos versos blancos que conspiren
con un poema libre, y que se extiende…





Los tiempos que van dejando los paisajes,
y nuestras vidas no encuentran el sosiego,
solo esperan una alternativa, causalidad,
la suerte de un efecto persuasivo…




una casualidad, un prodigioso manifiesto,
y una algo potente que parta las bisagras,
que quiebre las ventanas del abismo…





Y soñar con las verdes esperanzas,
sabiendo que el movimiento final
llega a su fin.



¿Alguna suerte, alguna libertad,
algo que sea limpio?
- ¿Para qué?



Que un cerebro cambie la maleza
que nuestro amor amar, amor
piense, piense, y piense?
- ¿Para qué?


©Joan Pined                       ©creatividad poética