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Las palabras no se aquietan



Las palabras no se aquietan


Las palabras surgen, las palabras florecen
Las palabras se transforman,
ascendiendo y descendiendo sin cesar
como el agua en el girar.
Viajan de un lado a otro lado,
ligeras, suaves, girando sin fatigarse,
variando sus formas, sus estilos,
su andar tranquilo, agitando...
Las palabras están girando,
Ellas, como el agua están fluyendo
contantemente, bailando, con sentidos
divergentes, convergentes,
ellas, son siempre elegantes.
Las Letras se entremezclan,
se perforan, se acarician discrepantes,
concurrentes, en posiciones convexas,
adversas, conexas y delirantes,
y cantantes, ellas son gotas intensas,
inmensas, con un millón de detalles,
palpables, visibles, interminables,
en mil historias se cuentan sus detalles,
se encuentran fortuitamente, creaciones
incontables.
Las palabras están girando,
los matices de los ciclos son eternos,
las palabras tienen almas que se encuentran,
suben, bajan , siempre brotan,
las palabras no se aquietan.




©José Ángel Pineda ©Creatividad poética

Sinko I Sinko’s




Sinko

Composición poética que consta de 3 versos endecasílabos y 2 versos heptasílabos.

Por regla general, el primer verso rima con el segundo y el quinto, y el tercero con 

el cuarto ,

y las rimas deben ser consonantes, asonantes; pueden ser una combinación de ambas.

Las variantes del Sinko son diversas en métrica y rimas.

El grupo conformado por poemas cortos Sinko se denomina Sinko’s,

y son estructuras en cascada,

cuyo argumento es el Amor y la Amistad, la Naturaleza en su conjunto.

Las musas son de la intimidad creativida del Autor.

como un ejemplo de una cascada de Sinko’s. les dejo el siguiente.



Sinko’s

I

Eres la melodía que se enciende

en la nota perfecta, que se extiende

intensamente, habita

en mi alma que se agita

en instantes; los perpetuos vaivenes.

II

La voces del silencio, las sonrisas,

los ecos que se crecen en caricias,

perfumes que rocían,

grácil jardín que ansían

estancias generosas, las albricias.

III

Tu ojos que miran el paisaje, inquietan

en el preciso instante que se aprietan

con toda plenitud

los labios, la virtud

del alma, donde las caricias tientan.

IV

Esas miradas que queman el alma,

como labios que se encienden la llama,

calcina el pensamiento,

embriaga el sentimiento,

se va perdiendo la paciente calma.

V

Cuando las flores del alma cautivan,

los ríos son melodías, que trovan

las diversas canciones

de los bosques, pasiones

donde los hermosos lagos, observan.



©José Ángel Pineda ©Creatividad poética


Rimas I Poemas I Gustavo Adolfo Bécquer

Gustavo Adolfo Bécquer

Gustavo Adolfo Bécquer (1836-1870), poeta sevillano, 
fue uno de los máximos representantes
del posromanticismo en España.


En su creación poética destacan temas como la poesía, el amor, 
el desengaño, la soledad y la muerte.



Henri Adrien Tanoux (1865 1923)
"El arpa"
Óleo sobre lienzo


Rima IV


¡Del salón en el ángulo oscuro,
de su dueño tal vez olvidada,
silenciosa y cubierta de polvo
veíase el arpa!

¡Cuánta nota dormía en sus cuerdas,
como el pájaro duerme en la rama,
esperando la mano de nieve
que sabe arrancarlas!

¡Ay! -pensé- ¡Cuántas veces el genio
así duerme en el fondo del alma,
y una voz, como Lázaro, espera
que le diga: "Levántate y anda".


Este poema es uno de los más reconocidos de Bécquer, donde el poeta reflexiona sobre el arte y el talento, comparando el potencial creativo con un arpa olvidada que espera ser tocada por alguien capaz de despertar sus melodías.




Rima II 

- Bécquer

Yo me he asomado a las profundas simas
de la tierra y del cielo,
y les he visto el fin o con los ojos
o con el pensamiento.
Mas ¡ay! de un corazón llegué al abismo
y me incliné un momento,
y mi alma y mis ojos se turbaron:
¡Tan hondo era y tan negro!






Rima VII
- Bécquer 

Del salón en el ángulo oscuro,
de su dueña tal vez olvidada,
silenciosa y cubierta de polvo,
veíase el arpa.
¡Cuánta nota dormía en sus cuerdas,
como el pájaro duerme en las ramas,
esperando la mano de nieve
que sabe arrancarlas!
¡Ay!, pensé; ¡cuántas veces el genio
así duerme en el fondo del alma,
y una voz como Lázaro espera
que le diga «Levántate y anda»!






Rima I 

Yo sé de un himno gigante y extraño
que anuncia en la noche del alma una aurora,
y estas páginas son de ese himno
carencias que el aire dilata en las sombras.
Yo quisiera escribirlo, del hombre
domando el rebelde, mezquino idioma,
con palabras que fuesen a un tiempo
suspiros y risas, colores y notas.
Pero en vano es escuchar; que no hay cifra
capaz de encerrarlo, y apenas ¡oh, hermosa!
Si, teniendo en mis manos las tuyas,
pudiera, al oído, contártelo a solas. 

Gustavo A Bécquer




Rima IX
- Bécquer

Besa el aura que gime blandamente
las leves ondas que jugando riza;
el sol besa a la nube en occidente
y de púrpura y oro la matiza;
la llama en derredor del tronco ardiente
por besar a otra llama se desliza;
y hasta el sauce, inclinándose a su peso,
al río que le besa, vuelve un beso.





Poema: RIMA XXXVIII.
Autor: Gustavo Adolfo Bécquer.





Rima XXIV 

Dos rojas lenguas de fuego
que a un mismo tronco enlazadas
se aproximan y al besarse
forman una sola llama;
dos notas que del laúd
a un tiempo la mano arranca
y en el espacio se encuentran
y armoniosas se abrazan;
dos olas que vienen juntas
a morir sobre una playa
y que al romper se coronan
con un penacho de plata;
dos jirones de vapor
que del lago se levantan
y al juntarse allí en el cielo
forman una nube blanca:
dos ideas que al par brotan,
dos besos que a un tiempo estallan,
dos ecos que se confunden…:
eso son nuestras dos almas. 

Gustavo A Bécquer







Poema: RIMA XXIII
Gustavo Adolfo Bécquer
.







Poema: RIMA XX
Gustavo Adolfo Bécquer.




Rima IV 

No digáis que agotado su tesoro,
de asuntos falta, enmudeció la lira;
podrá no haber poetas; pero siempre
habrá poesía.
Mientras las ondas de la luz al beso
palpiten encendidas;
mientras el sol las desgarradas nubes
de fuego y oro vista;
mientras el aire en su regazo lleve
perfumes y armonías;
mientras haya en el mundo primavera,
¡habrá poesía!
Mientras en la ciencia a descubrir no alcance
las fuentes de la vida,
y en el mar o en el cielo haya un abismo
que al cálculo resista;
mientras la humanidad, siempre avanzando
no sepa a do camina;
mientras haya un misterio para el hombre,
¡habrá poesía!
Mientras sintamos que se alegra el alma,
sin que los labios rían;
mientras se llore sin que el llanto acuda
a nublar la pupila;
mientras el corazón y la cabeza
batallando prosigan;
mientras haya esperanza y recuerdos,
¡habrá poesía!
Mientras haya unos ojos que reflejen
los ojos que los miran;
mientras responda el labio suspirando
al labio que suspira;
mientras sentirse puedan en un beso
dos almas confundidas;
mientras exista una mujer hermosa
¡habrá poesía! 
 Gustavo A Bécquer.




Poema: RIMA LX.
Autor: Gustavo Adolfo Bécquer.




Poema: RIMA XVII.
Gustavo Adolfo Bécquer.






Poema: RIMA X.
Gustavo Adolfo Bécquer.






LA IMPORTANCIA DE PEDIR PERDÓN 


GUSTAVO ADOLFO BÉCQUER

Asomaba a sus ojos una lágrima
y a mis labios una frase de perdón.
Habló el orgullo y se enjugó su llanto,
y la frase en mis labios expiró.
Yo voy por un camino, ella por otro;
pero al pensar en nuestro mutuo amor,
yo digo aún: ¿por que callé aquél día?
y ella dirá. ¿Por qué no lloré yo?
Es cuestión de palabras,
y, no obstante,
ni tu ni yo jamás,
después de lo pasado convendremos
en quién la culpa está
¡Lástima que el amor un diccionario
no tenga donde hallar
cuando el orgullo es simplemente orgullo
y cuando es dignidad!

Poemas de Pablo Neruda




ESCLAVA mía, témeme. Ámame. Esclava mía!
Soy contigo el ocaso más vasto de mi cielo,
y en él despunta mi alma como una estrella fría.
Cuando de ti se alejan vuelven a mí mis pasos.
Mi propio latigazo cae sobre mi vida.
Eres lo que está dentro de mí y está lejano.
Huyendo como un coro de nieblas perseguidas.
Junto a mí, pero dónde? Lejos, lo que está lejos.
Y lo que estando lejos bajo mis pies camina.
El eco de la voz más allá del silencio.
Y lo que en mi alma crece como el musgo en las ruinas.








AMOR.

Mujer, yo hubiera sido tu hijo, por beberte
la leche de los senos como de un manantial,
por mirarte y sentirte a mi lado y tenerte
en la risa de oro y la voz de cristal.
Por sentirte en mis venas como Dios en los ríos
y adorarte en los tristes huesos de polvo y cal,
porque tu ser pasara sin pena al lado mío
y saliera en la estrofa -limpio de todo mal-.
Cómo sabría amarte, mujer, cómo sabría
amarte, amarte como nadie supo jamás!
Morir y todavía
amarte más.
Y todavía
amarte más
y más.






SONETO III

Áspero amor, violeta coronada de espinas,
matorral entre tantas pasiones erizado,
lanza de los dolores, corola de la cólera,
por qué caminos y cómo te dirigiste a mi alma?

Por qué precipitaste tu fuego doloroso,
de pronto, entre las hojas frías de mi camino?
Quién te enseñó los pasos que hasta mí te llevaron?
Qué flor, qué piedra, qué humo mostraron mi morada?

Lo cierto es que tembló la noche pavorosa,
el alba llenó todas las copas con su vino
y el sol estableció su presencia celeste,

mientras que el cruel amor me cercaba sin tregua
hasta que lacerándome con espadas y espinas
abrió en mi corazón un camino quemante.






SONETO V.

No te toque la noche ni el aire ni la aurora, 
sólo la tierra, la virtud de los racimos,
las manzanas que crecen oyendo el agua pura, 
el barro y las resinas de tu país fragante. 

Desde Quinchamalí donde hicieron tus ojos 
hasta tus pies creados para mí en la Frontera 
eres la greda oscura que conozco: 
en tus caderas toco de nuevo todo el trigo. 

Tal vez tú no sabías, araucana, 
que cuando antes de amarte me olvidé de tus besos 
mi corazón quedó recordando tu boca, 

y fui como un herido por las calles 
hasta que comprendí que había encontrado, 
amor, mi territorio de besos y volcanes.



SONETO IV.

Recordarás aquella quebrada caprichosa 
a donde los aromas palpitantes treparon, 
de cuando en cuando un pájaro vestido
con agua y lentitud: traje de invierno. 

Recordarás los dones de la tierra: 
irascible fragancia, barro de oro, 
hierbas del matorral, locas raíces, 
sortílegas espinas como espadas. 

Recordarás el ramo que trajiste, 
ramo de sombra y agua con silencio, 
ramo como una piedra con espuma. 

Y aquella vez fue como nunca y siempre: 
vamos allí donde no espera nada 
y hallamos todo lo que está esperando.




POEMA l

Cuerpo de mujer, blancas colinas, muslos blancos, 
te pareces al mundo en tu actitud de entrega. 
Mi cuerpo de labriego salvaje te socava
y hace saltar el hijo del fondo de la tierra. 

Fui solo como un túnel. De mí huían los pájaros 
y en mí la noche entraba su invasión poderosa. 
Para sobrevivirme te forjé como un arma, 
como una flecha en mi arco, como una piedra en mi honda. 

Pero cae la hora de la venganza, y te amo. 
Cuerpo de piel, de musgo, de leche ávida y firme. 
Ah los vasos del pecho! Ah los ojos de ausencia! 

Ah las rosas del pubis! Ah tu voz lenta y triste! 
Cuerpo de mujer mía, persistiré en tu gracia. 
Mi sed, mi ansia sin límite, mi camino indeciso! 
Oscuros cauces donde la sed eterna sigue, 
y la fatiga sigue, y el dolor infinito.




SONETO XI


Tengo hambre de tu boca, de tu voz, de tu pelo
y por las calles voy sin nutrirme, callado,
no me sostiene el pan, el alba me desquicia,
busco el sonido líquido de tus pies en el día.


Estoy hambriento de tu risa resbalada,
de tus manos color de furioso granero,
tengo hambre de la pálida piedra de tus uñas,
quiero comer tu piel como una intacta almendra.


Quiero comer el rayo quemado en tu hermosura,
la nariz soberana del arrogante rostro,
quiero comer la sombra fugaz de tus pestañas


y hambriento vengo y voy olfateando el crepúsculo
buscándote, buscando tu corazón caliente
como un puma en la soledad de Quitratúe.







EN TI LA TIERRA.


PEQUEÑA
rosa,
rosa pequeña,
a veces,
diminuta y desnuda,
parece
que en una mano mía
cabes,
que así voy a cerrarte
y a llevarte a mi boca,
pero
de pronto
mis pies tocan tus pies y mi boca tus labios,
has crecido,
suben tus hombros como dos colinas,
tus pechos se pasean por mi pecho,
mi brazo alcanza apenas a rodear la delgada
línea de luna nueva que tiene tu cintura:
en el amor como agua de mar te has desatado:
mido apenas los ojos más extensos del cielo
y me inclino a tu boca para besar la tierra.




DEJAME SUELTAS LAS MANOS.


DÉJAME sueltas las manos
y el corazón, déjame libre!
Deja que mis dedos corran
por los caminos de tu cuerpo.
La pasión -sangre, fuego, besos-
me incendia a llamaradas trémulas.
Ay, tú no sabes lo que es esto!
Es la tempestad de mis sentidos
doblegando la selva sensible de mis nervios.
Es la carne que grita con sus ardientes lenguas!
Es el incendio!
Y estás aquí, mujer, como un madero intacto
ahora que vuela toda mi vida hecha cenizas
hacia tu cuerpo lleno, como la noche, de astros!
Déjame libre las manos
y el corazón, déjame libre!
Yo sólo te deseo, yo sólo te deseo!
No es amor, es deseo que se agosta y se extingue,
es precipitación de furias,
acercamiento de lo imposible,
pero estás tú,
estás para dármelo todo,
y a darme lo que tienes a la tierra viniste-
como yo para contenerte,
y desearte,
y recibirte!

Sueños

 



Sueños


Esta canción que arriesga,

a costa de saberte las entrañas,

y conocerte apenas las delicias,

¡No sé porqué me engañas!

mis manos en tu piel, apenas rasga

la sutileza, el deseo, las mañas

que juegan incesantes con hazañas,

en aquella montaña vigorosa,

y sólo remembranzas de las ganas,

que siempre son humanas.

Es la tragedia hermosa

¿y todo aquello hermoso

como aquel colibrí y la mariposa?

¡y que fascinante es lo más glorioso,

tan cruel y doloroso!

Las palabras



Las palabras


Se estancan en pantanos
de una inercia increíble,
nos hemos quedado es un escándalo
sordo, escribo para mí y solamente
para desahogarme de las tantas
mentiras…
la gente se ha quedado pensativa
y solo se distrae viendo los traseros
bellos, naturalmente
pero una mujer
no es solo su trasero
ni su cara bonita, ni su cuerpo esbelto,
la mujer es la caricia inteligente
que fascina, las palomas
ya desertaron de volar,
y unos que otros leen todavía
y aprenden, porque es posible
aprender todavía
y escribir todavía…
el sistema nos ha robotizado
y la farsa continúa, las mujeres
se volvieron objetos, no sujetos
y los hombres igual,
en las conciencias
de las personas todas
esclavizadas poco a poco
en las antisociales redes del mundo
de ficción…
por supuesto, la mujer es tan bella
fantasía, en unos casos
y tan bella pesadilla en otros,
pero naturalmente adorables.

©Joan Pined ©Creatividad poética

Te necesito




Te necesito

Acércate, quiero mirarte, arrebatar
los pensamientos especiales
que tienes acerca de extraños,
de lo desconocido,
de lo extraordinario y sideral
del infierno en toda la dimensión
de tu paraíso perdido
en mis escombros, de las luchas insípidas…
y entonces; aspirar tu cuerpo,
poseer tu aliento, y tenerte para mí
hasta que caiga la última bomba
en tus entrañas, y sentir en mi piel
la explosión de tu piel, no importa como estés,
desbaratada, fundida, demacrada, bella,…
y derretirme entre tus brazos guerreros
y que tus caricias recorran mi cuerpo
hasta el último grito de la tierra.




©Joan Pined ©Creatividad poética

Trasciende



Trasciende que la lluvia
tomó tu cuerpo y echó a volar
sobre los cuerpos
de nubarrones frescos
que no cesaron en aquella tarde
de mucha brisa ondulante, sinuosa…
y luego la tormenta, la racha fulminante
por la noche.
te pude amar, te pude
alcanzar en una nube
del vendaval melódico,
penetré en tus gotas traslúcidas,
y el movimiento se hizo inclemente,
y abrazado estuve contigo empapados
los dos apretados y sumergidos
en un nuevo amanecer confortante.


©Joan Pined ©Creatividad poética


Cambios

 



Cambios

En la noches de tiernas melodías,
el aire acompasaba las baladas,
versos del madrigal, en madrugadas...
versos de una canción de aquellos días


Singulares y tiernas alegrías,
dulce satisfacción en las veladas,
las noches corrían en desbandadas
queriendo dar alcance a nuestras vidas


que angustiadas se sentían de pronto,
porque el clima cambiaba todo el clima
en las cosas que pasan, no sabemos


las personas no hacemos buena rima,
las palabras navegan ya sin remos,
la mercancía vil, rompe el encanto.




Joan Pined                                                                      Creatividadpoética

Poemario I Sonetos I Rimas

 




Saudade

Mientras tanto sigamos escuchando
alguna voz de aliento, una señal
perdida, en cualquier vaivén pasional
que pervive en las noches, y extrañando

el animal nocturno percibiendo
el aullido del dulce manantial
que apetece una canción celestial
en resplandeciente aurora danzando

la canciones aquellas, que hace rato
partían la vida, y siempre fue bello
atravesar senderos de memoria .

mucha luz ha corrido en el destello
las brillantes ideas de un relato
tiritando en la mente de la gloria.





















Esputo


¡Oh castigo enjaulado como loro!
transeúnte de un historia perdida,
es la historia contada y repetida,
en racimos de lágrimas en coro.

puesto al hecho del efluvio sonoro,
recorre las arterias de la vida,
y me quedo aquí; no me voy en huida,
esquivando me quedo con el oro.

esputé varias veces para arriba,
y nada entre las cejas me calló,
la Gravedad se viola en todas partes.

ya se recalentó cuando te enfriaste,
se alzó todo, se levantó, mamó
las tetas del estado, se llovían.

Joan Pined creatividadpoética




























Intentos


Más que realizar miles de intentos,
para alcanzar tu amor, mi paz, mi sueño,
sí, lo pude lograr con todo empeño
de mi vida, mi libre pensamiento.

Someterme a un examen de tormento,
en el aguante, el ir mordiendo el leño,
y me he sentido a veces tan pequeño...
y mi alma se ha guardado ese lamento.

Las caricias invadieron las sombras,
selvas sagradas, la dulce delicia,
eso es sencillamente un gran misterio.

A veces falta una dulce sonrisa,
y me siento feliz cuando te asombras,
la locura de amar, es algo serio.







































CONVIDA

La cortesana a degustar convida
un platillo de carne bien asado,
dale a la vida ganas ¡consagrado!
y dale vida a la suerte, va de ida.


Dale por todos lados sin medida;
la pechuga, la gloria del pescado,
no hay que desperdiciar ¡afortunados!
los muslos y las piernas, el bocado...


El hambre abunde, y que la gana sobre,
en este inquieto mundo todo asusta,
temerosos los pelos se alborotan.


La lengua sin piedad desbarajusta,
lamiendo la suspicacia que se abre,
y donde ávidos labios se devoran.